Publicado: 08/06/2010 - Actualizado: 30/09/2018
Autor: Josep Masdeu
A raíz de una consulta que tuve de unos padres y una posterior entrevista con ellos en que me hablaron del problema de su hijo, me puse a indagar para averiguar y conocer un poco más sobre este tema. A continuación os describo en forma de artículo algunas de las principales “notas” que he obtenido, desde una posible definición. Este artículo “es solo informativo” y en ningún caso quiero expresar opiniones particulares o sustituir la labor de los profesionales cualificados que son a los que debéis recurrir para la consultas y tratamientos adecuados.
Contenidos
¿Que és la hipertactividad?
Según la Wikipedia, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o Hiperactividad es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un fuerte componente genético. Es un trastorno muy prevalente que, según estimaciones, afecta entre un 5 y un 10% de la población infanto-juvenil, siendo unas 3 veces más frecuente en varones. No se han demostrado diferencias entre diferentes áreas geográficas, grupos culturales o niveles socioeconómicos.
Se trata de un trastorno neurológico del comportamiento, que afecta preferentemente a ciertas estructuras cerebrales y que no es patrimonio exclusivo de los humanos. Entre sus principales características se cuentan las siguientes: distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. Tiene una muy alta respuesta al tratamiento, aunque se acompaña de altas tasas de comorbilidad psiquiátrica (la forma más simplista de entender el término comorbilidad sería referirla a la presentación en una misma persona de dos o más enfermedades o trastornos distintos). Según el «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales»: «Habitualmente, los síntomas empeoran en las situaciones que exigen una atención o un esfuerzo mental sostenidos o que carecen de atractivo o novedad intrínsecos (por ej., escuchar al maestro en clase, hacer los deberes, escuchar o leer textos largos, o trabajar en tareas monótonas o repetitivas)».
El trastorno de déficit de atención/hiperactividad es, junto con la dislexia, la causa más importante de fracaso escolar.
Esta disfunción neurobiológica fue reconocida primero en la edad infantil. Sin embargo, en la medida en que se ha ido conociendo más, se reconoce su carácter crónico, ya que persiste y se manifiesta más allá de la adolescencia. Los estudios de seguimiento a largo plazo han demostrado que entre el 60 y el 75% de los niños con TDAH continúan presentando los síntomas hasta la vida adulta.
Rasgos básicos de la Hiperactividad
Las principales características del TDAH son:
- Falta de atención
- Hiperactividad
- Impulsividad
¿Cuáles son las causas del TDAH?
No se sabe exactamente cuál es la causa del TDAH. Según estudios realizados, una fuente puede deberse a factores genéticos. Los niños que tienen TDAH no producen suficientes substancias químicas en áreas claves del cerebro que son responsables de organizar el pensamiento. Sin tener una cantidad suficiente de esas substancias químicas, los centros del cerebro que se encargan de la organización no funcionan bien. Esto da lugar a los síntomas en los niños que tienen TDAH. Las investigaciones muestran que el TDAH es más común en niños que tienen parientes cercanos con este trastorno. Investigaciones recientes también han asociado el uso del cigarrillo y de otras substancias de abuso durante el embarazo con el TDAH.
Puede ser difícil para el profesional de la salud saber si el niño tiene TDAH. Muchos niños que tienen TDAH no son hiperactivos en el consultorio. Por este motivo, es posible que el médico quiera que usted vea a alguien que se especialice en ayudar a niños con problemas de comportamiento, como un psicólogo.
Hiperactividad: sus síntomas
Detallo a continuación algunos de los síntomas más comunes y que deben hacernos estar alerta por si los observamos en algún niño y tomar las medidas oportunas.
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1. Con frecuencia muestra inquietud con movimientos de manos o pies o removiéndose en su asiento.
2. Abandona el asiento en la clase o en otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
3. A menudo corretea o trepa en exceso en situaciones inapropiadas.
4. Inadecuadamente ruidoso en el juego o tiene dificultades para entretenerse tranquilamente en actividades lúdicas.
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5. Persistentemente exhibe un patrón de actividad excesiva que no es modificable sustancialmente por los requerimientos del entorno social.
Trastornos más frecuentemente presentes junto al TDAH
Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD): consiste en un patrón de conductas negativas, hostiles y desafiantes presente de forma persistente durante al menos 6 meses. Dichas conductas incluyen discusiones con adultos, rabietas y enfados, negativa a cumplir las normas establecidas o las órdenes de los adultos, mentir, culpar a otros de malas conductas propias y resentimiento.
Trastorno de Conducta (TC): consiste en un patrón de conductas en el que se violan sistemáticamente las normas sociales o legales y los derechos básicos de los demás de forma persistente y durante al menos un año. Pueden presentarse conductas agresivas hacia personas y animales (intimidación y amenazas, peleas, uso de armas potencialmente dañinas, crueldad física), destrucción de la propiedad, robos y mentiras para eludir responsabilidades, y violaciones graves de las normas establecidas.
Trastornos de ansiedad: los trastornos de ansiedad y el TDAH son los dos trastornos psiquiátricos más frecuentes en la infancia, y se dan a la vez en un mismo individuo en aproximadamente un 25% de los casos. Por otra parte, la presencia de TDAH aumenta por 3 el riesgo de padecer un trastorno de ansiedad.
Trastornos afectivos: la mayor parte de los estudios sitúan el rango de presencia de un trastorno afectivo en el TDAH (ya sea una depresión mayor o una distimia) en el 20-30%, con un riesgo de padecerlos para estos niños 5 veces superior al de la población normal. Algunos estudios han sugerido, además, que la coexistencia de ambos trastornos señala un peor pronóstico en el niño que los padece.
Trastornos del sueño: los niños con TDAH suelen presentar problemas tanto en la conciliación del sueño (se retrasa) como en el mantenimiento de éste (se despiertan de noche) y en su duración (se despiertan antes). Pueden presentar también somniloquio (hablan dormidos), terrores nocturnos, pesadillas, movimientos involuntarios y sonambulismo. Sin embargo, parece que la calidad de su sueño es sustancialmente similar a la de los niños sin TDAH.
Trastorno de Tics y Síndrome de Gilles de la Tourette: hasta un 18% de los niños pueden presentar un tic motor en la infancia, tasa que baja al 2% en la adolescencia y al 1% en la vida adulta. La tasa de síndrome de Gilles de la Tourette (SGT) es de un 0,4% en la población normal. La presencia de un TDAH no parece incrementar particularmente el riesgo de presentar un trastorno por tics, aunque el SGT sí presenta un riesgo aumentado de presentar también un TDAH respecto a la población normal (un 35-70% de niños SGT presentan también un TDAH).
Problemas de rendimiento académico: se deben tanto a los propios síntomas del TDAH, como a la asociación de trastornos específicos del aprendizaje. Más de un 20% presentan problemas específicos del aprendizaje (en lectura, escritura, matemáticas), quizás relacionados con una posible ligazón genética entre ambos trastornos.
Lesiones y accidentes: el niño hiperactivo tiene 4 veces más posibilidades de sufrir accidentes y lesiones graves (fracturas óseas, traumatismos cráneo-encefálicos, rotura de dientes, etc.) que el niño sin este trastorno, debido a su impulsividad y a la presencia de trastornos de la coordinación motora
¿Se supera el TDAH?
Antes se pensaba que los niños superarían el TDAH. Hoy sabemos que esto no es cierto en la mayoría de los niños. Los síntomas del TDAH con frecuencia mejoran a medida que los niños crecen y aprenden a adaptarse. La hiperactividad generalmente desaparece en los años de la adolescencia tardía. Pero cerca de la mitad de los niños que tienen TDAH continúan distrayéndose con facilidad, teniendo cambios en el humor, siendo malhumorados y son incapaces de completar tareas. Los niños que tienen padres afectuosos que les brindan apoyo y que trabajan conjuntamente con el personal escolar, con los trabajadores de salud mental y con el médico tienen la mejor probabilidad de convertirse en adultos bien adaptados.
Las tres bases para un buen tratamiento son:
- Información exhaustiva a padres y profesores.
- Tratamiento farmacológico.
- Tratamiento psicopedagógico.
Inculcar a los padres ya los profesores el conocimiento de que ni los unos ni los otros son culpables de nada. El problema está en el niño, que lleva el cuadro en su constitución y que tampoco es culpable de ello.
La mejor medicina para ellos es la paciencia, la comprensión, la ayuda y la firmeza de criterio, pero sin renunciar al chantaje (ellos lo hacen por sistema y no queda más remedio que responderles con la misma moneda). No mostrar debilidad con ellos nunca (admiran y obedecen al fuerte), intentar motivarlos para realizar actividades físicas (preferiblemente deportes de equipo y contacto con otros niños).
No debe desdeñarse cualquier apoyo de tipo psicológico. Muchas veces más necesario para los familiares que para los propios pacientes.
Una de las labores más importantes de la atención a los niños con TDAH es la de informar a los padres sobre el alcance del cuadro, de su carácter muchas veces hereditario, de la importancia de tratar a estos niños de forma ajustada ni demasiado duro ni demasiado blando de comprender y apoyar a los profesores, de controlar las compañías, de comprender las preferencias profesionales de estas personas.
En cuanto a los profesores, se les debe hacer conocer que estos niños no son ni tan superdotados como parecen muchas veces, ni tan inútiles y negativas como aparentan otras. Sus características intelectuales están mal compensadas.
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