Publicado: 19/06/2010 - Actualizado: 12/10/2017
Autor: Josep Masdeu
El estado de ánimo es un estado emocional que permanece durante un período relativamente largo. Cada vez que experimentamos un suceso inesperado, se activa una emoción. Las emociones y estados de ánimo son predisposiciones para la acción.
Contenidos
El estado de ánimo
Normalmente, no podemos relacionar al estado de ánimo con acontecimientos determinados. Viven en el trasfondo desde el cual actuamos. Estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos, siempre estamos en un determinado estado de ánimo, que comúnmente no elegimos ni controlamos.
El estado anímico enmarca las conductas desde las cuales realizamos nuestras acciones, mientras que las emociones tienen que ver con la forma en que respondemos a los sucesos.
Cuerpo, estados de ánimo y lenguaje son tres aspectos del ser humano que conforman una congruencia cuyos componentes se influyen entre sí, y en su totalidad. Esto abre la posibilidad de utilizar cualquiera de ellos para modificar a los otros dos.
Cada vez que experimentamos un suceso inesperado se activa una emoción.
Los estados anímicos enmarcan las conductas desde las cuales realizamos nuestras acciones, mientras que las emociones tienen que ver con la forma en que respondemos a los sucesos.
El estado de ánimo y los sentimientos también se distinguen entre sí por su relación temporal, ya que los estados de ánimo persisten durante períodos relativamente largos y se oponen a la brevedad e inestabilidad de los sentimientos.
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Lo que empezó como una emoción ligada a un determinado acontecimiento, puede a menudo convertirse en un estado de ánimo si dicha emoción permanece con la persona el tiempo suficiente y se hace parte de su marco conductual.
Las emociones y su influencia
Bajo la influencia del afecto positivo, las personas tenemos más probabilidades de ser más sociables y ayudar más a los demás.
Si un estado de ánimo positivo facilita la conducta social, el afecto negativo debería empeorarla. Pero solo es cierto en algunos casos (por ejemplo, la depresión) hay dos razones muy poderosas por las que hay que tener cuidado antes de afirmar que el afecto negativo impide la conducta social.
Primero, el afecto positivo y el afecto negativo son mucho más independientes el uno del otro que opuestos.
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Segundo, el afecto negativo es mucho más complejo que el afecto positivo. La persona que siente rabia piensa y se comporta de una manera muy distinta a una persona deprimida y, tanto la persona que siente rabia como la que está deprimida, piensa y se comporta de forma distinta a la persona angustiada, ansiosa o con miedo.
Cuando estamos en un determinado estado de ánimo, nos comportamos dentro de los parámetros que ese estado determina en nosotros. Los estados de ánimo son contagiosos. Nuestras emociones y estados de ánimo son como lentes, y a través de ellos observamos el mundo. Las emociones se cultivan, se entrenan, se desarrollan, porque se trata de hábitos, no de componentes intercambiables.
Definición y clasificación de las Emociones y los Sentimientos
Podemos definir las emociones como estados anímicos que manifiestan una gran actividad orgánica, que se refleja a veces como un torbellino de comportamientos externos e internos, y otras con estados anímicos permanentes.
Se puede decir que las emociones son una combinación compleja de aspectos fisiológicos, sociales, y psicológicos, como respuesta orgánica a la consecución de un objetivo, de una necesidad o de una motivación.
Las emociones pueden agruparse, en términos generales, de acuerdo con la forma en que afectan nuestra conducta: si nos motivan a aproximarse o evitar algo.
Algunos consejos para aprender a controlar las emociones:
Mantener una apariencia tranquila ante los estímulos que nos provocan temor.
Controlar el lenguaje, ya que el control de las palabras ayuda a disciplinar las emociones.
Procurar ajustar los estímulos excitatorios de las emociones a las condiciones de tolerancia de nuestro organismo.
Aclarar cada día nuestros pensamientos.
Aprender a proyectar a nuestra mente a situaciones nuevas, comparando las mismas con otras experiencias.
Hacer comparaciones con las diferentes situaciones.
Podemos darnos cuenta del estado de ánimo de una persona a partir de su postura corporal y de su lenguaje. Un cambio en nuestro estado de ánimo puede provocar latidos del corazón más lentos o más rápidos, hacer que el nivel de adrenalina en nuestra sangre sea más alto o más bajo, sudor, fatiga, dolor de estómago, etc. El estado de ánimo es una variable que afecta a nuestro organismo más de lo que pensamos, y es que cuerpo y mente están estrechamente relacionados entre sí, tanto si nos encontramos mal anímicamente lo notaremos en salud, al igual que si estamos más felices. Seguro que muchas veces cuando nos hemos encontrado tristes o contentos nuestra salud se ha visto afectada.
Cuando alguien se encuentra desanimado, se ve peor a sí mismo, eso suele llevarle a un menor aprecio hacia sí mismo. Autoestima y estado de ánimo suelen ascender o descender de modo paralelo.
A medida que una persona va madurando y adquiriendo solidez, su nivel de autoestima se irá haciendo más estable, gracias a un mejor conocimiento de sí misma y a poseer criterios más sólidos a la hora de encontrar motivos de propia estimación.
Los sentimientos de culpa, de vergüenza o de insatisfacción ante algo que hemos hecho o dejado de hacer, no son sentimientos buenos ni malos de por sí. Se trata de sentimientos que, como todos, deben tener medida y adecuación a su causa. Cuando sentimos ira, estamos irritados, enfadados, desatamos en el organismo un proceso por el cual generamos adrenalina, ya que el organismo se prepara para una situación de posible ataque. Esta adrenalina hace que nuestro pulso se acelere y aumente la presión sanguínea; este aumento es un peligro para la salud.
El peso de la Alimentación sobre nuestro Estado de Ánimo
Una alimentación desequilibrada puede producir carencias específicas de vitaminas o minerales que se manifiestancon síntomas o sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración, depresión en general puede afectar al estado de ánimo. Se sabe que algunos alimentos estimulan la producción de sustancias cerebrales que tienen una enorme influencia en el humor, el desempeño físico y mental, en el comportamiento de las personas y su estado de ánimo.
La serotonina, también llamada hormona del humor, es un neurotransmisor (mensajero químico) relacionado con el sueño saludable, el estado de ánimo y el buen humor.
Científicos y estudiosos creen que los colores no sólo pueden provocar distintas reacciones emocionales, sino también mejorar el humor y el bienestar interior, recientes estudios sugieren que más que ver el color, las personas lo experimentan.
En el sitio psiquiatría.com, se ha publicado un estudio mediante el cual se probó la hipótesis de que la música excitante produce un incremento en el estado de ansiedad. Fueron los griegos los primeros en sistematizar el efecto de la música sobre la conducta humana. Decían que podía aliviar a los deprimidos y detener a los violentos. Hoy en día se utiliza para la musicoterapia.
Diferenciar las Emociones negativas de las enfermedades
Las diferentes épocas del año, los días de la semana, diversos momentos de nuestras vidas, el clima y otras circunstancias tienen la capacidad de matizar nuestro estado de ánimo personal y condicionarlo. Factores como el tiempo, la edad, el lugar en el que nos encontramos, el momento del día y demás intervienen y modifican nuestro estado de ánimo.
Para diferenciar los trastornos del ánimo como enfermedades de las reacciones vivenciales anormales y de los problemas afectivos de la vida cotidiana, es muy importante la diferenciación de dos fenómenos patológicos que se esconden en cada una de estas condiciones: el estado de ánimo o humor y los sentimientos.
De acuerdo con esta clasificación, las capas más profundas de los sentimientos corresponden a vivencias afectivas primarias, difusas y poco elaboradas ligadas a la corporalidad que serían el reflejo de alteraciones biológicas. Por el contrario, las capas más superficiales corresponden a sentimientos muy elaborados que son dependientes de la biografía y las circunstancias de la persona.
Mucho se puede hablar de estos tres términos que cohabitan con nosotros. Como en todo, un correcto equilibrio mantiene la armonía y el bienestar que evitan trastornos y conflictos que alteran nuestra forma de vida habitual.
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