Publicado: 08/07/2010 - Actualizado: 25/04/2017
Autor: Josep Masdeu
Curar o prevenir es la cuestión clave que condiciona nuestro comportamiento respecto a la salud. Si optamos por curar, las estrategias a desarrollar son unas, y si optamos por prevenir, son otras diferentes. ¿Qué alternativa es la más adecuada?
Prevenir es más fácil que curar, menos doloroso y más barato a la larga.
Aunque curar también resulta imprescindible cuando estamos enfermos.
Todos queremos vivir bien, sin enfermedades. Por ello, hemos de cuidarnos adecuadamente, para mantenernos sanos y vigorosos.
La prevención implica desarrollar acciones anticipatorias. «Trabajar en prevención es trabajar con las causas reales o hipotéticas de algo que, de dejarlo pasar ahora para tratarlo después significaría un gran costo en dinero, en sufrimiento, en expectativas de vida«.
La Medicina Preventiva
En nuestra sociedad de consumo, donde impera la ley del “libre mercado”, las enfermedades ofrecen muchas oportunidades de obtener beneficios económicos a unos pocos; quizás esta es una de las causas de por qué la medicina curativa ha evolucionado más que la preventiva.
Un Sistema de Salud es más eficaz en la medida que prevenga más de lo que cure.
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Sólo con una medicina preventiva anticipatoria, es posible conseguir ambientes más saludables y cambios en la manera de vivir y desarrollarnos.
Promover la salud requiere alcanzar un nivel satisfactorio en aspectos básicos como la alimentación, calidad de vida, etc., pero también disponer de habilidades personales y criterios para elegir las opciones más saludables y adecuadas.
Dado que las enfermedades son resultado de los estilos de vida, de los hábitos de las personas y de las repercusiones que tienen en la vida familiar y social, debemos aprender a prevenirlas, principalmente valorando nuestra salud y comprendiendo que la modificación o eliminación de algunos hábitos nocivos, pueden dar por resultado nuestro bienestar y aumento de calidad en nuestra vida.
Cómo Prevenir las enfermedades
Hay dos tipos principales de enfermedades: las físicas o corporales, y las psicológicas o mentales.
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Para ayudar a prevenir las enfermedades corporales debemos tomar precauciones:
– Llevar una vida activa, haciendo ejercicio según las cualidades de cada persona. Prevenid el desgaste físico para conservar la energía física y para proveer al cuerpo de una suficiente energía vital
– Tener una alimentación adecuada con una dieta equilibrada evitando los excesos en la alimentación
– Tomar ocho vasos de agua al día.
– Dormir de 7 a 8 horas diarias.
– No estar en ambientes contaminados.
– Lavarse siempre las manos antes de comer o de tocar los alimentos. De todas formas no viváis conforme a reglas de higiene tan rígidas, al punto de que la menor desviación de ella os perturbe.
La Historia de los probióticos se remonta a la Antigüedad, cuando no existía un término para designar ciertos alimentos que ejercían una función beneficiosa sobre el organismo. Actualmente, se denomina probióticos a aquellos microorganismos que, ingeridos con los alimentos, tienen efectos de prevención de algunas patologías o disminuían los daños que causaban algunas enfermedades.
Con referencia a las enfermedades mentales:
-Desechad los malos hábitos, bajo cuyo influjo vuestras vidas se vuelven vacías.
-Liberad vuestras mentes de todo pensamiento perturbador.
-Cultivad vuestra autoestima.
La curación mental es superior a todos los métodos de curación física, porque la voluntad, la imaginación y la razón entre otros aportan el poder motivador que estimula y dirige la voluntad, consiguiendo desarrollar cualquier tarea específica.
El cuerpo sufre cambios; la mente sufre experiencias cambiantes.
Normalmente consideramos que la enfermedad es producida por causas externas, pero pocos saben que la causa está en la inactividad o estancamiento de la energía vital interna.
No deberíamos ser extremistas, sino adoptar cualquier tratamiento que consideremos conveniente.
De todas formas, los mejores métodos son aquellos que ayudan a la energía vital a romper su estancamiento y facilitan su libre circulación interna.
Podríamos ampliar los campos en que es mejor prevenir que curar, pero en ellos la perspectiva de la prevención cambia. Me refiero a las catástrofes medioambientales provocadas por el hombre. De momento, la última el desastre del golfo, o las económicas de las que tando se habla hoy en día o las políticas… y así podríamos seguir en todo lo que nos rodea o efecta en el día a día.
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