Publicado: 01/03/2016 - Actualizado: 05/05/2017
Autor: Josep Masdeu
Los huesos cuando nacemos son blandos y están formados por cartílago. A medida que vamos creciendo el cartílago se transforma en hueso y este sólo se conserva en los extremos de los huesos y en algunas partes del cuerpo muy concretas, como las orejas y la punta de la nariz. Cuando dejamos de crecer, alrededor de los veinte años, el cartílago de crecimiento se osifica, esta es la causa por la que pasamos de tener 350 huesos al nacer, a 206 cuando somos adultos.
En el hueso hay dos tipos de células, de las cuales no especifico su nombre para no complicar el escrito, pero unas de estas células depositan el calcio en los huesos, y las otras lo reabsorben. Cuando los huesos ya están formados, tenemos más células de las primeras, aunque las otras también hacen su trabajo y no dejan que los huesos crezcan sin control. Cuando nos rompemos un hueso estas células son las que se encargan de formar tejido óseo nuevo para reparar el hueso.
El Calcio de los huesos
El calcio que se necesitamos para que se formen los huesos lo absorbemos de los alimentos. A medida que nos hacemos mayores, los huesos pierden calcio por las células que forman el recubrimiento del hueso y estos se vuelven más frágiles y se hacen frágiles. Este proceso se llama osteoporosis. Cuando se llega a esta etapa ya es muy difícil que se vuelva a depositar calcio, volviéndose frágiles. Para prevenir la osteoporosis debemos acumular suficiente calcio durante la juventud.
La osteoporosis es la enfermedad de los huesos más común. Reduce la cantidad de minerales, principalmente calcio y se caracteriza por la pérdida de masa ósea. Se produce un efecto contrario en la absorción del calcio que los vuelve más débiles y más frágiles a fracturas.
Los huesos están formados por el tejido óseo y la médula.
El esqueleto se divide en huesos del cráneo, de la columna y de las extremidades, y los huesos se clasifican en largos, cortos y planos.
- Los largos están en las extremidades.
- Los cortos tienen dimensiones parecidas y están en los pies, las manos y la columna vertebral.
- Los planos están formados por dos láminas de tejido compacto, son los huesos del cráneo y la pelvis, entre otros.
Al nacer, los huesos del cráneo no están completamente unidos.
Cada seis meses aproximadamente todos los tejidos óseos se renuevan.
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Alimentos beneficiosos y perjudiciales
Una buena alimentación puede hacer que tengamos los huesos duros y fuertes. Igual que hay alimentos que aportan minerales, también los hay que ayudan a desmineralizarlos. Debemos obtener el calcio a través de una alimentación natural y de alimentos que faciliten que penetre dentro del hueso.
El calcio necesita de más nutrientes para pegarse al hueso como:
La vitamina D y K, magnesio, manganeso, zinc, fósforo, que tiene que estar en proporción con el calcio.
Hay alimentos que descalcifican tus huesos, por lo que debemos controlar su consumo, algunos de los más comunes son:
El azúcar, la sal en exceso, los lácteos, las dietas cricas en proteínas porque acidifican el cuerpo, el tabaco, el desequilibrio de fósforo.
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Las dietas cricas en proteínas acidifican el cuerpo, el consejo de los profesionales es el de combinar el consumo de pescado, carne, lácteos y huevos con el de frutos secos, legumbres y soja, también ricos en proteínas.
El tabaco y alcohol también son malos para los huesos.
Algunos fármacos pueden favorecer la descalcificación, como por ejemplo: corticoides, anticoagulantes, antiácidos, algunos diuréticos.
Alimentos recomendables que nos proporcionan calcio y los refuerzan:
Creemos que la principal fuente de calcio es la leche y sus derivados pero esto no es así y hay una gran variedad de vegetales ricos en calcio, además el calcio de estos alimentos es más digerible que el de la leche y sus derivados.
Algunas verduras ricas en calcio son, las espinacas, la col rizada, la cebolla, los berros, la acelga, los grelos, el cardo, el brócoli, etc.
También las legumbres contienen calcio, las judías blancas, garbanzos, lentejas y la soja, son las más conocidas.
Algunos frutos secos, también son ricos en calcio, destacan las nueces, las avellanas y los pistachos.
Hay una amplia variedad de pescados, las anchoas, sardinas, lenguado, y también mariscos.
Las famosas galletas María, contienen calcio, en una proporción de 128 mg por cada 100 gr.
Otras fuentes de calcio son las algas, el tofu, la leche de soja, y semillas de sésamo.
En los huesos hay la reserva del 99% del calcio, del 85% del fósforo y del 66% del magnesio de nuestro cuerpo.
La vida sedentaria los perjudica, se ha demostrado que practicar ejercicio físico favorece una formación de masa ósea más elevada y también mejora la coordinación muscular y reduce el riesgo de caídas y hacerlo al aire libre aun es mejor porque el sol nos aporta vitamina D.
Además de los alimentos aconsejados, debe ser variada, con cantidades proporcionadas a la edad, el género y la altura, también según la actividad física de cada persona. Lo ideal sería que nos mantuviéramos en un peso proporcionado acorde a nueva constitución física, porque el peso influye en la salud de los huesos. Las personas muy delgadas son más propensas a padecer osteoporosis, y suelen tenerlos más pequeños, por lo que cualquier variación en la densidad ósea puede afectarles.
Las personas obesas aunque suelen tener los huesos más tupidos y pesados, tampoco es lo mejor para su salud.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
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