Publicado: 10/04/2010 - Actualizado: 12/10/2017
Autor: Josep Masdeu
La Medicina Tradicional China, que apareció dos siglos antes de nuestra era, considera que en cada momento de la vida se establecen estrechas relaciones entre el hombre, su cuerpo y su espíritu, el curso de los planetas y la marcha del universo.
La persona, en efecto, no existe de forma aislada, autónoma, sino que forma parte de los mundos vegetal, mineral y planetario a los cuales está unido por un estramado de redes y correspondencias mutuas.
El universo está regido por las relaciones del Yin (la inercia, la sustancia, el frío, la hembra, la noche… ) y el Yang (la fuerza, la esencia, el calor, el macho, el día) ambos estados inseparables, no alternos, sino coexistentes, cuya única variación consiste en la proporción de cada uno de ellos que se modifica constantemente. Todo ser humano reproduce esta relación en su organismo, ya sea en su frecuencia cardíaca, en su respiración o en su metabolismo, de manera que la enfermedad se define como una ruptura de la armonía fundamental antre el Yin y el Yang, tanto en el organismo humano como en el cosmos del cual forma parte.
Este concepto implica, a priori, una medicina global. Aquí es donde quizás está la diferencia de la Medicina China y la Medicina Occidental, que solo estudia a la persona, separándolo en fragmentos según la enfermedad que padece y sus síntomas.
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La Medicina Tradicional China y su visión de la vida
Los tratados de Medicina China dividen cada grupo de síntomas en una multitud de variantes cuyos nombres nos sorprenden y su explicación al funcionamiento de los órganos es también ajena a nustro conocimiento occidental. Por ejemplo la pareja «frío-húmedo» que define el asma, o el concepto «exceso en Yang del fuego de corazón«, utilizado para definir la hipertensión.
A los ojos de la Medicina China, un órgano es un sistema complejo, dinámico, que comprende al mismo tiempo todas sus funciones y relaciones con el resto de los órganos, los músculos y los tejidos, es por ese motivo que se utiliza el término de «meridiano del órgano».
El Médico Occidental Convencional muchas veces no busca la causa primera de la enfermedad (que a menudo está escondida) e identifica el órgano implicado cuyo mal funcionamiento supone una serie de efectos en cascada sobre el organismo. Sin embargo, un tratamiento dirigido únicamente a los síntomas no es suficiente, puesto que estos reaparecen y se transforman, e incluso a veces se hacen crónicos al instalarse permanentemente.
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El método de la Medicina Tradicional China
¿Como es posible que la Medicina Tradicional China, que no posee análisis de laboratorio, sepa que el hipotálamo, centro de regulación de todos los órganos, interviene para solicitar al órgano con problemas que priorice una determinada función, al mismo tiempo que ordena a otros órganos que compensen las carencias para mejorar su funcionamiento?
Si algún órgano atraviesa un mal momento, el cerebro desencadena una serie de señales de alarma que son detectables en determinados puntos del cuerpo. Estos son los «puntos de acupuntura«, todos ellos relacionados con el órgano afectado. Normalmente estos puntos se hacen sensibles y dolorosos al tacto. Si los masajeo adecuadamente o los trato con agujas de acupuntura, estos puntos envían al cerebro la «señal de actuar» que interviene sobre el centro de regulación del órgano y le estimula para que restablezca su función. Este proceso no es inmediato ni rápido, pero sí es eficaz.
La Medicina Tradicional China también se preocupa del espíritu, ya que considera que cada emoción está relacionada con un órgano y a la inversa, la disfunción de un órgano repercute en el plano emocional.
La alimentación es también importante, ya que comer cualquier cosa y en cualquier momento puede originar trastornos no solo al estómago, sino también cardíacos y urinarios, por ejemplo.
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Los chinos actuales no dudan en utilizar técnicas de Occidente, no son médicos sectarios. Además, ellos aprendieron de sus invasores nuevas técnicas que aplicaron a su disciplina.
En términos materiales, perder unos cuantos minutos al día para ganar en salud, constituye una considerable y fructuosa inversión.
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