Publicado: 05/05/2010 - Actualizado: 30/09/2018
Autor: Josep Masdeu
La medicina es el conjunto de técnicas y conocimientos orientados a preservar o recuperar la salud del ser humano. Para la consecución de sus fines, la medicina se sustenta en una serie de pasos: los diagnósticos, que consisten en la recta identificación de los problemas que aquejan al paciente; el tratamiento, que consiste en las disposiciones a tomar para aliviar las enfermedades, tratando de alcanzar la curación; y, finalmente, la prevención, que consiste en las disposiciones tomadas para evitar males posibles.
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Diferencias entre Medicina Tradicional y Medicina Clásica
Las denominaciones de Medicina “Alternativa» y/o Medicina “Tradicional», se asemejan a otras definiciones, tales como: Medicina Complementaria, Medicina Natural, Paralela y otras cuyo denominador común es el de constituir una serie de sistemas diagnóstico-terapéuticos que basan su acción en la estimulación de los mecanismos naturales del organismo y en acciones de carácter preventivo, a diferencia de lo predominante en la Medicina Clásica. El debate sobre la Medicina Tradicional se complica aún más por la diversidad de tratamientos que son catalogados como «alternativos». Éstos incluyen prácticas que incorporan fundamentos espirituales, metafísicos o religiosos, así como tradiciones médicas no occidentales y varios otros.
La Medicina Clásica abarca una serie de terapias y prácticas que difieren de un país a otro y de una región a otra; es la medicina según la práctica de aquellas personas que tienen títulos de doctor en medicina o doctor en osteopatía, así como los otros profesionales de la salud, como el fisioterapeuta, los psicólogos, terapeutas ocupacionales, paramédicos, podólogos, logopedas y enfermeros titulados. Otro término para la medicina clásica, fundamentalmente la farmacológica o la estrictamente médica, es medicina alopática o alópata; también, medicina occidental, formal, ortodoxa, ordinaria y biomedicina.
La Medicina Clásica se arraiga en la Grecia antigua, por lo que se reconocen algunas de las prácticas allí efectuadas como el germen de la tradición médica actual. El continuo desarrollo de la medicina ha permitido que la expectativa de vida humana aumente considerablemente y sin cesar. Sin embargo, todavía es todo un desafío que todos sus beneficios sean completamente accesibles al conjunto de la población sin discriminaciones.
“Según la OMS, la integración entre dos medicinas se da cuando están en igualdad de condiciones y se complementan en el tratamiento del paciente dentro de un sistema único de salud. En la definición del National Center for Complementary and Alternative Medicine (NCCAM, 2002) de los Estados Unidos de América, se define una medicina como Complementaria cuando se usa junto con la occidental para el tratamiento de un paciente, y como Alternativa cuando se usa a cambio de la occidental”.
En mi profesión preferimos utilizar el término de Medicina Tradicional o Natural, por considerarlo más cercano a la esencia y el carácter de los métodos que utiliza.
Variados son los sistemas de Medicina Tradicional o Natural desarrollados no sólo en Asia, sino también en África y América Latina. La Medicina Tradicional Asiática, que se practica en China, Japón, Corea y Vietnam, fundamentalmente; el Ayurveda, propio de Bangladesh, India, Nepal, Paquistán y Sri Lanka; el sistema médico Unani, de origen greco- árabe y actualmente practicado en el subcontinente Indo-paquistaní; y la Terapia Humoral, propia de la América Latina precolombina, son ejemplos de la diversidad de los sistemas médicos tradicionales que coexisten con la medicina clásica en muchos países del mundo.
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Métodos y técnicas como la acupuntura, la moxibustión, la hipnosis, la fitoterapia, la homeopatía, el yoga, el qiqong, el taichí, la color terapia, la aromaterapia, el magnetismo, el shiatsu, la fangoterapia, la hidroterapia y muchos más, ocupan un lugar cada día más importante en el mundo terapéutico de destacadas instituciones médicas de países como Alemania, Francia, Japón y Estados Unidos.
Este amplio número de métodos, técnicas y procedimientos que abarca la Medicina Tradicional la hace extremadamente rica en sus acciones sobre el hombre sano o enfermo.
Los sistemas médicos tradicionales mencionados poseen una teoría sobre el origen, evolución y curación de las enfermedades con sus correspondientes fundamentos filosóficos, un grupo de métodos diagnósticos y un conjunto de conocimientos prácticos sobre el tratamiento de las enfermedades que tratan.
Los fundamentos de la Medicina Tradicional
Detengámonos brevemente en algunos de los planteamientos teóricos de la Medicina Tradicional, que por su interés y valor requieren de especial atención, aún más en estos momentos, cuando el hecho de disponer de instrumentos de diagnóstico y tratamiento muy complejos y de alta tecnología hace que la atención al hombre enfermo se realice en muchos casos en forma mecánica, y con una orientación biologicista centrada en la enfermedad.
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En la Medicina Tradicional, cada sujeto enfermo es considerado en su individualidad. El hombre es su propio punto de referencia, no la enfermedad. Esto implica que es imprescindible atender a la idiosincrasia del sujeto. Es tan importante el estilo de vida, la forma de pensar y actuar, el estado de ánimo, hábitos alimentarios, entre otros, como los signos físicos y síntomas de la enfermedad, tanto en el momento de establecer el diagnóstico como al iniciar el correspondiente plan de tratamiento.
Por otra parte, las acciones de la Medicina Tradicional van dirigidas a estimular los mecanismos naturales, físicos y psíquicos de autocuración, mediante los procesos auto-regulativos. Además, como el objeto de tratamiento es el hombre como tal y no su enfermedad, no pueden existir divisiones o barreras entre el soma y la psiquis que justifiquen el análisis y tratamiento por separado de ambos elementos, componentes inseparables e indesligables de una unidad viva y actuante: el hombre.
La prevención: elementos fundamental de la Medicina Tradicional
El enfoque principal de la Medicina Tradicional fue preventivo desde sus inicios, y en la actualidad continúa siendo así. Se cuenta que en la Antigüedad, hace aproximadamente 3500 años, el médico tradicional asiático debía mantener saludables a los miembros del grupo poblacional que atendía y, a cambio, recibía el pago o tributo de los mismos; sin embargo, cuando uno de ellos enfermaba, el médico debía restituirle la salud y cargar con todos los gastos del enfermo y su familia durante el tratamiento. Cierto o no, este hecho reafirma el carácter eminentemente preventivo de las acciones de salud en aquel entonces.
El estudio Hasting manifiesta que es necesario establecer los fines de la Medicina Clásica. Ante la posible definición dual de estos fines, los propios médicos o la sociedad, se abstienen de posicionarse. Define la salud como “experiencia de bienestar e integridad del cuerpo y la mente”. Y, consecuentemente, acota los fines de la Medicina Clásica a lo que ésta puede lograr previniendo, corrigiendo o atenuando los efectos de la enfermedad sobre la salud. La Carta Médica 2000 establece que “el profesionalismo es la base del contrato de la Medicina con la sociedad. Los médicos deben asegurar que el sistema sanitario y su trabajo deben estar dirigidos al beneficio del enfermo y atender a la justicia social”. En lo que estos posicionamientos tienen de análisis y preceptiva, parece difícil buscar mejores fines. Se anhela una referencia última de la Medicina Clásica que parece que falta y un escenario propio; cuál debe ser la finalidad última de la Medicina Clásica y cuál debe ser su universo; cuál es el sentido de los médicos; cuál el modo de conocer; cómo han de de decidir los médicos para que sus actos sean buenos.
La utilización racional en nuestro medio de los métodos y técnicas de la Medicina Tradicional, permitiría economizar abundantes recursos materiales, evitaría la ocupación inútil de muchas camas hospitalarias y, algo muy importante, frenaría la evolución de algunas enfermedades antes de que éstas exigieran una intervención médica especializada mucho más cara y muchas veces traumatizante. Además, contribuiría a rescatar el enfoque integral y multilateral de la medicina, que toma en consideración no sólo la dimensión física, sino también el psiquismo y el ambiente social del hombre enfermo.
En conclusión, de lo que se trata no es de sustituir la Medicina Clásica por uno u otro sistema médico tradicional, sino de integrarlos y complementarlos mutuamente utilizando los elementos más positivos, valiosos y efectivos de cada uno de ellos.
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