Publicado: 17/04/2016 - Actualizado: 17/04/2016
Autor: Josep Masdeu
Todos tenemos manías que pueden manifestarse de muchas formas. Lo más común es que sean actos que hacemos de forma repetitiva y rutinaria que nos ayudan a sentir mejor o a calmar la ansiedad. Aunque, cuando las llevamos a ciertos extremos se pueden convertir en una molestia. La diferencia entre ambas es importante y debemos saber diferenciarlas. Se las considera un trastorno del estado de ánimo, opuesto a la depresión.
Hay muchas manías, colocar vasos y platos siempre en la misma dirección, o tener que retocar siempre su posición, leer el periódico a la inversa, de atrás hacia delante, comprobar varias veces que hemos cerrado los grifos o las luces, tener que lavarse las manos varias veces…son algunas de las manías más habituales.
Muchas veces quedan como actos “extraños” que no pasan de ahí pero a veces se convierten en verdaderos rituales que llegan a invadir y afectar al pensamiento, agotan a quien las padece y pueden llegar a crear un problema de convivencia con los demás.
Cuando se llega a este punto obsesivo, la persona tiene un ánimo más exaltado, se siente excitada, distraída, y muy sensible a las críticas y susceptible.
Cuando la manía altera continuamente la actividad mental y las acciones se repiten sin necesidad ni utilidad alguna y la persona es consciente de que lo que le pasa es absurdo, pero no lo puede controlar, le provoca angustia.
Comprobar si las puertas están cerradas antes de salir, es una costumbre y si alguna vez no lo hacemos no pasa nada. Esto es señal de que no tenemos problema, porque es algo que no nos obsesiona ni obliga. Pero si cuando vamos por la calle nos aborda a cada momento la idea de si hemos cerrado bien o tenemos la necesidad de ir a comprobarlo, esto ya es un problema.
Muchas veces se empieza teniendo una manía y se acaban teniendo más. Las manías pueden ser un primer paso a la obsesión compulsiva, pero “no todas las personas que las tienen, tienen un trastorno de este tipo”.
El comportamiento maníaco es característico, las personas con manía “más fuertes” suelen tener bastante desparpajo, hablan deprisa y no se les entiende muy bien, su lenguaje suele ser confuso, igual que su comportamiento que es bastante particular. También afecta a otras actividades como la escritura, la motricidad, o actividades lúdicas.
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En los momentos en que se genera la crisis la cara suele enrojecerse y la mirada es brillante, aparece una excitación que va en aumento. Si no se les presta la atención que ellos creen que deberían tener, pueden enfurecerse y llegar a ser violentos.
La acumulación de estrés o ansiedad pueden ayudar a crear estas conductas que en momentos concretos pueden ayudar calmar estos momentos, aunque solo sea de manera pasajera.
Manías más frecuentes
Las manías afectan a las diferentes actividades que hacemos a diario. Estas son algunas de las más frecuentes:
- El Orden, si no está todo colocado de una forma determinada y siguiendo un orden que ellos determinas, estas personas llegan a sentirse mal. Puede empezar como una simple manía y convertirse en una obsesión.
- La limpieza tiene que ser estricta y cualquier, sensación de suciedad les altera muchísimo.
- Hay personas que tienen que lavarse las manos constantemente o cepillarse los dientes, repitiendo la operación más de una vez.
- Comprobar varias veces seguidas si las puertas, la luz o los grifos están cerrados.
- La puntualidad, hay personas muy estrictos con este hecho, tanto la propia y como la ajena.
Podemos luchar contra la adicción a las manías, para ello tenemos que reconocer que algo nos pasa, reconocer la dificultad que nos proporciona, y si no representa un problema, podemos abordarla visualizando de forma gráfica que lo apartamos de nuestra vida, y a partir de ahí cuando vayan apareciendo nuevas situaciones ir aplicándonos técnicas de relajación para reducir la ansiedad y poco a poco irán desapareciendo, en caso contrario debemos buscar la ayuda de un profesional de la salud.
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Los maniáticos con problemas son personas muy inseguras, que se preocupan demasiado por detalles, reglas, listas, orden, organización, horarios, etc., son perfeccionistas y les cuesta expresar sus emociones, empeñados en que los demás acepten manías y enfadándose cuando no es así.
Pueden intervenir en su aparición, algunos factores internos, genéticos, cerebrales y otros externos de origen psicosocial, la falta de sueño, el uso de sustancias estimulantes, o algunas enfermedades.
La prevención como en cualquier cuadro de enfermedad es importante y pasa por evitar factores de riesgo, llevar una vida con hábitos saludables, buena alimentación, ejercicio físico y equilibrio mental.
Casi todos alguna vez nos hemos visto agobiados por preocupaciones que cuando son demasiado continuas comportan pensamientos que nos provocan malestar y ansiedad, pero aun en este estado van cambiando igual que lo que sentimos, pero cuando son más obsesivos, repetimos pensamientos, ideas o impulsos nos invaden de forma reiterada y son molestos y alarmantes, vemos qu no podemos apartarlos, es cuando deberíamos buscar ayuda externa.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
Acerca del autor