Publicado: 30/05/2013 - Actualizado: 11/09/2017
Autor: Josep Masdeu
La vitamina E, es antioxidante, por ello protege a los tejidos de los efectos dañinos de las toxinas ambientales y del daño producido por los procesos metabólicos, ayudando a prevenir el envejecimiento de células, tejidos y de algunas formas de cáncer. Nuestro cuerpo necesita vitamina E para tener el sistema inmunitario sano frente a virus y bacterias. También participa en la creación de glóbulos rojos y ayuda al cuerpo a utilizar la vitamina K. Las células la aprovechan para interactuar entre sí y realizar muchas actividades significativas.
La Vitamina E se disuelve en las grasas. Se encuentra en muchos alimentos y también la podemos tomar como suplemento, aunque su consumo debe estar aconsejado por un profesional de la salud. La falta de vitamina E, no es frecuente, pero personas con determinados problemas genéticos y niños prematuros con poco peso, pueden tener carencia de ella. Sirve para el tratamiento y la prevención de enfermedades del corazón, ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y a impedir que la sangre se coagule dentro de ellos.
Importancia de esta vitamina en la salud
La vitamina E también se usa para tratar la diabetes y sus efectos, para prevenir algunos cánceres, como el del pulmón y el cáncer bucal en fumadores, para el cáncer y pólipos del colon y recto, para el cáncer gástrico, el de próstata y el pancreático. Ayuda en las enfermedades del cerebro y del sistema nervioso como el Alzheimer y otras demencias, para la enfermedad de Parkinson, para los calambres nocturnos, para el síndrome de las piernas inquietas y para la epilepsia, podemos tomar la vitamina E con algunos medicamentos y también para trastornos que implican nervios y músculos.
Las mujeres embarazadas la toman para prevenir complicaciones al final del embarazo por la presión arterial alta, para el síndrome premenstrual, los períodos dolorosos, en la menopausia, los rubores relacionados con el cáncer de mamas y para los quistes de mama.
En algunos casos la vitamina E se usa para reducir los efectos nocivos de algunos tratamientos como la diálisis y la radiación. También se usa para disminuir los efectos secundarios, de algunos medicamentos.Se utiliza para mejorar la resistencia física, aumentando la energía, disminuyendo el daño muscular después del ejercicio y mejorando la fuerza muscular. La vitamina E sirve para las cataratas, el asma, las infecciones respiratorias, trastornos de la piel, el envejecimiento, las quemaduras de sol, la fibrosis quistica, la infertilidad, la impotencia, el síndrome de fatiga crónica, las úlceras pépticas y para prevenir alergias.
Algunas personas se ponen vitamina E a la piel para impedir el envejecimiento y para la protección contra los efectos de las sustancias químicas que se usan en la terapia para el cáncer (quimioterapia).
No es aconsejable tomarla en dosis altas. Si sufrimos de alguna enfermedad del corazón o diabetes no debemos tomar dosis altas. Algunos estudios sugieren que dosis altas pueden aumentar la posibilidad de muerte y causar algún efecto secundario grave.
Puede retrasar la coagulación sanguínea, tomar vitamina E con medicamentos que también retardan la coagulación podría aumentar la posibilidad de sufrir hematomas y pérdida de sangre.
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El cuerpo necesita las grasas para poder usar la vitamina E. No es necesario aumentar el consumo de grasas en la dieta para asegurarse de que la vitamina E pueda ser usada por el cuerpo.
Vitamina E y Alimentación
Esta vitamina se encuentra naturalmente presente en los alimentos y en ciertos alimentos fortificados que la llevan agregada. Para obtener las cantidades recomendadas, hay que consumir alimentos variados, como los siguientes:
• Los aceites vegetales, como el aceite de germen de trigo, aceite de girasol y aceite de cártamo, son de los más ricos en vitamina E, los de maíz y soja también la contienen, pero en menor cantidad.
• Los frutos secos, como cacahuetes, avellanas, almendras y las semillas, como las semillas de girasol, también son ricos en vitamina E.
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• Las verduras de hojas verdes, como las espinacas y el brócoli, contienen vitamina E.
• Algunos cereales para el desayuno, jugos de fruta y margarinas, entre otros, tienen vitamina E añadida. En la etiqueta del producto tiene que venir especificado.
Los suplementos vitamínicos también tienen inconvenientes. La última información viene de Japón, donde unos científicos han comprobado el efecto negativo de la vitamina E en los huesos. Esta vitamina, disminuye la masa ósea y reduce la fortaleza del esqueleto.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
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