Publicado: 01/09/2010 - Actualizado: 18/04/2016
Autor: Josep Masdeu
Siesta viene de la expresión latina hora sexta, que designa el lapso del día comprendido entre las 12 y las 15 horas, momento en el cual se hacía una pausa de las labores cotidianas para descansar y reponer fuerzas.
Quizás la persona más conocida por practicar la siesta sea Isaac Newton, que descubrió la ley de la gravitación universal mientras echaba un sueño bajo un árbol.
Otro científico, Arquímedes, era también un ferviente practicante de estos períodos cortos de sueño a lo largo del día. Descubrió el principio que lleva su nombre y que explica la fuerza de los cuerpos sumergidos en un líquido mientras echaba una siesta metido en una bañera. La siesta, en estos dos casos, no fue un tiempo ocioso, sino altamente creativo
Camilo José Cela llegó a bautizarla como el “yoga ibérico”, dado que la siesta tiene la fama de ser un auténtico invento español. España, a pesar de ser importador de esta costumbre a todo el mundo, no es ya de los países que más lo practican.
Beneficios de la Siesta sobre la Salud
Sumar unos minutos de sueño al mediodía a las 8 horas de la noche logra numerosos beneficios de los que muchas veces no somos conscientes.
Dormir un rato durante el día ayuda a mejorar el ánimo, a recuperar la energía e incluso a mejorar la memoria y el rendimiento en el trabajo. Si una pequeña siesta nos hace sentir mejor, ¿por qué no dedicarle un tiempo durante día?
La costumbre de dormir la siesta se asociaba a un estilo de vida perezoso y provinciano en contraposición con el estilo de vida agitado de las ciudades modernas.
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Los trabajos casi no paran al medio día, los horarios de trabajo no permiten ir a casa a dormir la siesta. Incluso no está bien visto el tratar de dormir 5 minutos en el mismo centro de trabajo. Por ello surgieron en los EE.UU. algunas empresas que ofrecen cubículos para dormir la siesta en pleno centro de New York por unos precios razonables y por 30 minutos.
Desde el punto de vista médico, la salud y el bienestar son siempre lo más importante. Por eso, los hábitos de vida no deben clasificarse como “modernos” o “antiguos”, sino como “saludables” o “no saludables”. La necesidad de dormir y descansar es habitual para el ser humano y es necesario dedicar tiempo a esto para relajar el cuerpo, liberar tensiones y pensamientos, y recargar energías.
Está comprobado que la siesta es un hábito saludable. Nuestro cuerpo no está diseñado para rendir todo el día todos los días sin parar. Y las siestas tienen un poder reparador increíble, tanto físico como mental.
Para el cuerpo: relajación, descanso, libera tensiones, activa el sistema inmunológico y ayuda al sistema nervioso. Gracias a esto ayuda a mantenernos sanos y evitar enfermedades.
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Para la mente: recuperan el estado de atención, el cual sirve para pensar más rápidamente, mejora la memoria y nos hace más creativos. Un estudio de la NASA, argumenta que los pilotos militares y los astronautas que dormían una siesta de 40 minutos, mejoraban su desempeño en un 34% y su estado de atención en un 100%. Además, psicológicamente, el descanso de la siesta genera una sensación de bienestar y de relajación, que ayuda efectivamente a mejorar el estado de ánimo y a reducir los niveles de estrés.
Quienes la practican dicen que, después de una siesta, se sienten “como nuevos”, frescos, descansados, listos para afrontar con ganas las actividades del resto del día. Y supera los efectos de estimulantes como el café.
Hoy en día sólo se acepta la siesta para las personas con necesidades especiales como los niños, los adultos mayores o las mujeres embarazadas.
Aunque es cierto que el trabajo en las ciudades ya no es tan agotador físicamente como lo era antes el trabajo del campo, sí lo es mentalmente. Y la siesta sigue siendo muy saludable para que nuestra mente pueda rendir en las largas jornadas de trabajo. Dar un breve descanso al cerebro después de la comida es muy positivo, especialmente porque aumenta la capacidad de resolver problemas, estimulando la creatividad, la imaginación y la intuición.
Es importante encontrar un lugar tranquilo y cómodo, y de ser posible, que no sea la cama. Lo ideal es el sofá.
¿Cuánto y cuándo dormir?
Cuando se duerme una siesta de 5 minutos, realmente nunca se logra alcanzar el estado de sueño, es imposible. Aunque descansar en silencio y con los ojos cerrados, incluso si es solo por unos pocos minutos, es beneficioso. Lo ideal es que la siesta dure mínimo 10 minutos.
Las siestas de 10 minutos son las que más beneficios traen, pues es el tiempo ideal para aplacar el sueño, descansar el cuerpo y la mente, y recargar las energías.
El sueño tiene cinco etapas. Si su siesta se extiende de la etapa 1 (sueño liviano) a la etapa 2 (actividad cerebral ralentiza), se despertará sintiéndose más energizada/o y alerta. Si su siesta se extiende a las etapas 3 y 4 (sueño profundo), usted no se despertará fácilmente y se sentirá atontada/o y cansada.
Generalmente la mejor hora de tomar la siesta es después de la comida del mediodía, que es el espacio medio entre la mañana y la tarde, y además nos permite digerir la comida con calma. El dormir una siesta más tarde puede afectar el sueño de la noche, por eso no se recomienda.
Con tantos beneficios, vale la pena mantener ese buen hábito diario. Esos minutos diarios de siesta pueden obrar milagros en nuestra salud y el estado de ánimo.
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