Publicado: 20/09/2011 - Actualizado: 22/09/2017
Autor: Josep Masdeu
Estamos tan acostumbrados a tratar cualquier síntoma con intervenciones farmacológicas, que pocas veces nos planteamos las posibilidades de abordar un tratamiento, sea cual sea, si no es por medio de medicamentos.
A pesar de ello, todavía disponemos de técnicas no farmacológicas recomendadas por Naturópatas, entre otros profesionales de la salud, cuando surge algún malestar.
Muchos de los cuidados caseros y de los remedios no farmacológicos se han conservado debido a las carencias de las sociedades pobres, que han seguido usando aquello que les ha funcionado siempre y no ha originado costes suplementarios a su paupérrima economía.
A partir de la creación y expansión de la seguridad social y con la implementación de las coberturas tanto médicas como farmacológicas y la mejora de las condiciones de vida y culturales, muchas de esas medidas se han ido abandonando y consecuentemente olvidando.
La sanidad ha pasado a ser un bien de consumo, a la que la población acude al percibir el menor síntoma, sin pensar ya en los remedios tradicionales.
También es muy significativa la influencia de la potente industria farmacéutica y tecnológica, que marca pautas de consumo de la población, mediante la persuasión de los propios profesionales de la salud o de la publicidad masiva en los medios de comunicación, alabando unas potenciales cualidades que en alguna ocasión pueden ser más que dudosas.
Qué podemos hacer en favor de lo Natural
Los cuidados sanitarios efectuados muchas veces por el propio enfermo o su entorno directo deberían mantener cierta relación con los tratamientos recomendados por los profesionales de la salud. Pero cada vez mayor es la especialización, que si bien en algunos casos, puede ser útil, rompen con la filosofía de tratar al paciente como un todo y no solo estudiar una parte que puede llevar a un diagnóstico erróneo o inexacto al no llegar al origen de la enfermedad.
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Cuando la atención de la salud es algo tan importante en la sociedad actual -que ha perdido sus lazos con la sabiduría tradicional- las medidas no farmacológicas se unen bien con algunos principios de la medicina: “curar a veces, aliviar siempre”, con independencia de sus ensayados, o no, efectos útiles sobre la salud.
Como con cualquier otra rama de prescripción o tratamiento, los profesionales de la salud debemos conocer las limitaciones y sus premisas, para emplearlas en el consultante adecuado, en el momento apropiado.
Hemos de saber convivir con la modernidad que hoy nos toca, pero no hemos de renunciar ni arrinconar aquello que ha hecho posible que hoy disfrutemos de esa modernidad, gracias a su probada y eficaz utilidad, sigamos utilizando los tratamientos naturales y caseros y descubriremos que con solo la eliminación o disminución de algunos productos que consumimos habitualmente, podemos recuperar sin mayor esfuerzo cotas altas de salud.
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