Publicado: 07/08/2010 - Actualizado: 12/10/2017
Autor: Josep Masdeu
Cualquier tratamiento al que nos sometamos tiene un tiempo de ejecución y de trabajo, tanto por parte de quien lo practica como de quien lo recibe. Algunas personas, al avanzar el tratamiento y notar ciertos “cambios” personales e internos, deciden abandonar o también se puede dar el caso de que el profesional, quizás por no saber continuar el tratamiento, decida darlo por finalizado y lo único que conseguirá es que esa persona al cabo de poco tiempo vuelva a aparecer con los mismos síntomas, molestias o miedos.
Los profesionales hemos de tener una buena formación y preparación, saber planificar adecuadamente las sesiones de trabajo, saber reaccionar ante cualquier dificultad que nos presente el consultante durante la consulta y prudencia y paciencia para conseguir que la persona que nos consulta se abra a fin de poder tratarlo con pleno conocimiento de sus problemas.
El inconsciente libera recuerdos que guarda en tu memoria, pero solo repitiendo situaciones parecidas a otras ya vividas. Sin embargo, esto no es suficiente para una liberación total, ya que solo se experimenta la emoción por algo que pasa en aquel momento y no se llega al origen que lo estimula.
Nuestro propósito es enseñar a quien nos consulta a afrontar esas situaciones, uniendo la emoción de hoy con el acontecimiento del ayer. Y el paciente debe dejarse guiar a fin de ayudarlo a liberarse por medio del repaso de las diferentes etapas que ha vivido.
Es fundamental conocer el máximo de información que nos ha de facilitar el consultante, sabiendo por qué viene a la consulta y en qué necesita ayuda. Él es quien debe informarnos de su problema, si conoce su origen, si lo ha tratado en alguna ocasión con algún otro profesional, si se ha medicado, y nosotros debemos apuntar todos los comentarios que nos haga.
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Consejos para tratar los Problemas en forma profesional
Antes de empezar con cualquier tratamiento y en esa primera consulta, podemos invitar a la persona a realizar una sesión de relajación que le ayudará a empezar a notar algún cambio, tanto a nivel psicológico como físico.
Posteriormente, por medio del recuerdo de las emociones, nos adentraremos en su pasado. El motivo por el que nos visitan es porque hay algo que les rebasa; puede ser la familia, la pareja, el trabajo… Esta es la situación específica que a su vez le genera unas inquietudes y emociones que son las que debemos ayudarle a encontrar.
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Todo lo que reprimimos no solo permanece, sino que, a medida que pasa el tiempo, se enraíza y consolida con más fuerza en nuestros proyectos de vida. Estos núcleos traumáticos los traemos almacenados no solo en el cerebro, también en el sistema nervioso central y nuestros órganos, hasta las células lo guardan.
Es importante conocer qué molestias padece, dónde le duele, hacer contacto con su mano e incluso notarlo nosotros y observar qué reacción le produce ese contacto.
Nuestra misión es guiarlo a través de nuestra profesionalidad para que vaya recordando y retrocediendo y, cuando observamos que se produce una emoción o cualquier señal, no dejar que el consultante racionalice y se diluya, al contrario potenciarla ya que con ello conseguiremos desbloquear cualquier nudo energético bloqueado en su interior.
La función del cerebro y el recuerdo de los Problemas
El cerebro guarda todas nuestras experiencias y emociones vividas. Aunque no seamos capaces de recordarlas, lo que hace es impedir que pasen al plano consciente. También guardamos los traumas a nivel orgánico, de ahí el dolor que a veces sentimos.
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A través del cerebro, buscamos emociones parecidas reconocidas en el pasado, donde están enterrados los daños de una vida pasada y enlazar con ellos, de esa forma haremos llegar al consultante a un lugar concreto donde ocurrió algún suceso semejante a las sensaciones que está reproduciendo en la actualidad.
Estos hechos no aparecen en orden cronológico, sino por intensidad de la marca dejada. No se trata de que los recuerde ni los describa, sino de que los sienta, ya que el dolor es curativo y permite recordar lo que en su día reprimió. Al sentir ese dolor la persona puede desistir de continuar y abandonar la sesión. No debemos permitir esto, ya que le puede hacer sentir peor de lo que estaba.
El trabajo consistirá en repetir las situaciones varias veces hasta que el paciente no sienta tensión al afrontarlos.
Por parte de la persona que nos consulta puede tener diferentes actitudes evasivas, defensivas de autoprotección para no sufrir y genera unos patrones de conducta que le permiten seguir adelante. Trata de borrar los traumas y así cree protegerse, pero lo único que consigue es reprimirlos. La negación es otro modelo de protección, “es solo una invención de la mente”.
No sabemos exactamente si lo que nos cuenta que ocurrió, sucedió como nos lo cuenta. Hemos de tener presente el tiempo transcurrido. Lo que importa es cómo lo vivió y qué huella le dejó.
Se sienten culpables, con sentimientos de venganza y culpando a los demás; no reconocen su responsabilidad ni buscan soluciones eficaces y entran en un círculo vicioso del cual no saben salir. Solo al cabo de un tiempo se abre la luz para buscar ayuda con un profesional calificado.
Es importante para liberarse aceptar el problema. Eso no significa resignación; aceptación es dejar de luchar contra nosotros mismos. Los pacientes se dan cuenta por sí mismos de la historia y salen renovados de la experiencia.
La persona necesita su tiempo para procesar los cambios sin imponer situaciones. Cuando el perdón aparece, los sentimientos de culpa, rabia y resentimiento desaparecen; le sigue después el saber perdonar a los demás.
Cuando esa persona es capaz de cambiar los patrones y hábitos en su vida podemos considerar que empieza a nacer a la “nueva vida”. De la misma manera en que podemos crear nuestra enfermedad, también podemos curarla.
Una visualización positiva del futuro ayudará a grabar esas imágenes y ayudará a la consecución de esos objetivos de manera realista y factible.
Esta es solo una visión muy generalizada de lo que esta terapia puede conseguir. Para mayor información debe consultarse a profesionales cualificados que orienten correctamente, ya que como he mencionado al principio, una mala actuación puede perjudicar al paciente, cosa que nunca debería ocurrir.
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