Publicado: 25/06/2010 - Actualizado: 30/09/2018
Autor: Josep Masdeu
Hace unos días llegaron a mis manos unos artículos en los que se hablaba de médicos oficiales y otros profesionales de la salud. También se hablaba de algunos encubrimientos, tejemanejes y auténticas barbaridades en el campo de la investigación científica, así como sobre la práctica y estudios de enfermedades que han ido apareciendo a lo largo de las últimas décadas y que han dejado huella que no ha podido acallarse al 100%. Quienes han hablado o escrito han sido literalmente perseguidos y marginados, tanto por estamentos políticos como por los propios profesionales o asociaciones de la propia jerarquía médica que les secundan y diferentes multinacionales del campo de la investigación, química y farmacéutica.
Contenidos
Relación Profesional-Paciente
Solo una pequeña minoría, cifrada en torno al 5% de las denuncias presentadas contra el personal sanitario que llega a los juzgados, acaban en condena.
Cuatro son las vías judiciales a las que los demandantes recurren cuando han sido objeto de errores médicos, en el caso de médico-paciente:
- La Penal, por responsabilidad directa del médico.
- La Civil, en busca de compensación económica.
- La Social, cuando son denegadas prestaciones por incapacidad o invalidez.
- La Contenciosa-Administrativa, contra las decisiones de la administración competente.
Ante estas situaciones, se han ido creando asociaciones que luchan a favor de una mayor transparencia y justicia. Estas se encargan de asesorar a las víctimas para que denuncien y no queden impunes los casos que van apareciendo.
En el otro lado se encuentran los jueces, organismos públicos, compañías de seguros y multinacionales relacionadas con el sector, que han llegado a comentar que aunque son conscientes del buen servicio que se presta en general, no pueden hacer frente a las millonarias cifras de las indemnizaciones. Afirmaciones que podemos considerar muy desafortunadas cuando por medio hay dramas personales y vidas humanas.
Algunos casos oscuros
Hace unas décadas se estuvo practicando una cirugía, llamémosla «experimental», que llevaba a experimentar literalmente con personas, dando por contrastados los efectos a muy corto plazo como si los resultados hubieran sido a largo plazo. Además, para formar a estos nuevos profesionales en especialidades nuevas se realizaban cursos de corta duración que solo reportaban un importante beneficio económico tanto a los preparadores como a los futuros nuevos especialistas y que nunca fueron reconocidos oficialmente.
Hay datos contrastados de sendas huelgas de médicos que se realizaron en un país del próximo Oriente y otro en Latinoamérica, donde se comprobó una drástica reducción de ingresos en urgencias y una disminución de las muertes en los hospitales mientras duró la huelga.
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Varias son las enfermedades y temas relacionados, criticados por ciertos científicos cuyos libros han sido vetados y censurados por afirmar por ejemplo los orígenes artificiales de algunas enfermedades, ya que ningún virus animal conocido es capaz de producir todos síntomas conocidos. El VIH, es un ejemplo de enfermedad provocada por virus según las autoridades sanitarias. Todo esto se hace más sospechoso cuando se pide a las autoridades del país que sea que faciliten datos o muestras para averiguar el origen de algunas vacunas o medicamentos con dudoso resultado, y más cuando se ha observado que a partir de la implantación de los mismos han aparecido síntomas que han provocado nuevos brotes patógenos con problemas diferentes.
Los descubrimientos de estas personas no les hacen conscientes de lo que realmente han logrado con sus trabajos. Solo después del abandono del apoyo profesional y la persecución a la que se ven sometidos, descubren la importancia no reconocida de su trabajo.
Además de estos abusos, hay que sumarle otras campañas que se han ido organizando por diferentes lugares del mundo, como podría ser la que se hizo para la reducción de la demografía en el planeta.
Muchos son los experimentos que han salido al mercado sin pasar las pruebas o tiempos de espera necesarios para la constatación de efectos secundarios u otros exámenes necesarios que se requieren legalmente para su utilización, pero la conveniencia económica prima por encima de esos otros aspectos. Así, pasaron en su día casos tan nefastos y con efectos secundarios como el de la Talidomida, que a pesar de que se pidió su retirada por parte de las autoridades sanitarias, se encontraron con muchas presiones y negativas de las multinacionales para retirar el producto.
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El mantenimiento de la pureza de una determinada raza también ha sido motivo de muchos experimentos, llevando a escondidas campañas de esterilización y abortos masivos de aquellas personas que no mantenían unos requisitos mínimos de salud mental y psíquica. En algunos países, no hace muchos años que se han abolido leyes que favorecían estas prácticas hasta entonces legales.
Mucho se ha escrito de la crueldad de los nazis, sus métodos y motivos, pero nunca la humanidad ha quedado limpia de tales prácticas, casi siempre para bien de ella misma, pero manipulándola en favor de unos determinados intereses.
Todas estas grandes empresas tienen aseguradas una fuente de ingresos eterna, ya que las enfermedades no serán erradicadas mientras ellas vayan suministrando sus productos. Eso les produce pingües beneficios y además dan empleo a millones de personas; quizás sea este punto uno de los motivos de esta cierta permisividad general.
Los desastres de la Medicina en España
En España tuvimos por desgracia un trágico ejemplo hace ya unas décadas. Fue el caso del aceite de colza, gracias al cual las consecuencias las sufrieron unos pocos que, según algunas investigaciones, no fueron realmente los causantes de la tragedia, aunque lo que hicieron no fuera correcto, ya que ciertas fuentes hablan de pesticidas en algún producto masivo que pudo causar el verdadero síndrome.
El problema detrás
Científicos heterodoxos han penetrado en el secreto de muchas enfermedades y algunos afirman haber encontrado la solución, pero siempre han topado con «un más arriba» que ha dinamitado sus trabajos que evitó que sacaran al mercado el producto descubierto o incluso alterando fórmulas originales para demostrar su inutilidad. Numerosos remedios a base plantas naturales han demostrado su efectividad, pero uno tras otro han sido desestimados o censurados abiertamente, debiendo marchar estas personas a otros países más permisivos para poder trabajar con éxito y en silencio con sus eficaces técnicas.
Se ha inculcado que el principal objetivo de un médico es curar a los enfermos, pero esta premisa se ve enturbiada por la intromisión de ciertos holdings empresariales, con una gran oferta de medicamentos que lo curan todo. De esta forma, cualquier otro tratamiento de la salud es rechazado por el mundo oficial, marginándolo por intromisión y oscurantismo.
Habiendo intentando huir de los canales de producción y distribución habituales, ofreciendo sus productos a una mayoría no pudiente o marginada a precios asequibles, también han sido boicoteados desde estos holdings, frustrando uno tras otro los deseos de avanzar en su labor social.
Esto es solo una pequeña muestra de algo que ha ido saliendo a la luz. Como siempre que hay algo que esconder, podemos imaginarnos lo que hay debajo de la alfombra, la cual no se puede levantar porque hay mucha gente pisándola.
Quiero creer que esto que describo no es una práctica habitual del uso de la Medicina, pero es cierto que cada vez salen a la luz más casos que demuestran el inmenso poderío de ciertos sectores que dominan el quehacer medico y sanitario.
Hay una frase de Manuel de Pedrolo que dice: HAY QUE SEGUIR PROTESTANDO, AUNQUE NO SIRVA DE NADA.
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