Publicado: 22/04/2010 - Actualizado: 21/09/2017
Autor: Josep Masdeu
La palabra Hara es de origen japonés y describe la parte comprendida entre el tórax y la pelvis. En la cultura oriental, el Hara es algo más que una zona anatómica: es una las zonas más importantes del cuerpo. Es el punto medio del cuerpo donde se concentra la energía que sale de la tierra y la que viene del universo (fuerza centrifuga y fuerza centrípeta) y donde se encuentra su lugar de equilibrio. El movimiento o la respiración surgen de esta zona, por lo que mantener el Hara en buenas condiciones es primordial para tener una buena salud.
El Hara y sus divisiones
Esta zona, a su vez, se divide en una mitad inferior que está ocupada por aspectos privados de la personalidad y otra mitad superior, que se relaciona con aspectos sociales, de comunicación, emociones y expresión de uno mismo.
Nuestra posición erguida hace que la cavidad abdominal sea la región más vulnerable y desprotegida del complejo cuerpo-mente. Dentro de esta cavidad viven muchos de nuestros órganos vitales y con ellos nuestros sentimientos es lo que en Oriente denominan el Shen.
Es un importante centro de energía que emana desde el ombligo y conecta la columna a través de la 8º vértebra dorsal. Cuando una persona está abierta y desbloqueada en esta región, indica que no está obsesionada con el control sobre sí misma, más bien aprecia la importancia de sus sentimientos y respeta aquellos de los otros.
Por el contrario, una persona que está bloqueada, perderá el control de sus propias emociones, hasta el punto en que si se dirige hacia dentro, seguramente se agobiará con su intensidad, y si se dirige hacia fuera, seguramente le animará a conquistar a todo el mundo y cualquier cosa que le rodee.
La mayoría de las emociones se originan en el vientre. Unas fluyen hacia abajo a través de la pelvis y piernas y conectan con la tierra. Otras emociones fluyen hacia arriba a través del diafragma dentro del pecho y de ahí según la emoción se procesarán por garganta, brazos, cuello o cráneo.
El Hara y las emociones
En nuestra cultura se nos enseña a no sentir nuestras emociones, o si las sentimos, a no expresarlas. Como resultado, negamos nuestros sentimientos, retenemos ocultas nuestras emociones y limitamos nuestra expresión.
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Uno de los resultados de estas contenciones, es una interrupción de los procesos regenarativos y rehabilitadores naturales de nuestro cuerpo, que conducen a una serie de malestares y problemas abdominales, como pueden ser lumbalgias, estreñimiento, colon irritable, colitis…
Como he descrito antes, hay una comunicación obligo-columna. Esto hace que en esta zona baja de la espalda se generen grandes problemas. Frente a una situación de tensión, los músculos abdominales se tensan y contraen los músculos que rodean la columna, generándose una armadura que desemboca en dolor crónico y lesiones de espalda.
En esta zona quedan estancadas una serie de tensiones provocadas tanto por las emociones que vienen de la parte inferior del Hara como de la parte superior; es un punto de confluencia y estancamiento.
Otro punto crucial para el funcionamiento de los pulmones es el diafragma. Cuando está tenso, hay una limitación de sentimientos, dificultad en la respiración y poco fujo energético. Frente a sentimientos no deseados o ahogo de los sentimientos, el diafragma se tensa. Esta tensión provoca un estiramiento que, con el tiempo, puede llegar a curvar la columna.
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Una vez más, nos damos cuenta que el cuerpo entero es dependiente de la función vital de todas sus partes, y de cómo el malestar o la tensión en una de esas partes afectará a la estructura y personalidad asociada.
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