Publicado: 14/07/2013 - Actualizado: 04/09/2018
Autor: Josep Masdeu
La sensación de estrés viene por la tendencia que nuestro cuerpo tiene de defenderse a sí mismo. Este instinto es bueno en determinados momentos, como por ejemplo, apartarnos del camino si viene un coche a gran velocidad. Pero el estrés nos puede causar problemas físicos si perdura en el tiempo, como sería dar respuesta continua a los retos diarios y a los cambios.
Cuando esto pasa, es como si nuestro cuerpo se preparara para saltar para esquivar el coche, del ejemplo anterior, pero nos quedamos quietos. Nuestro cuerpo trabaja en exceso sin saber dónde poner toda esa energía adicional. Esto hace sentirnos ansiosos, temerosos, preocupados y tensos.
Por que engordamos cuando tenemos estrés
Cuando queremos seguir una dieta para adelgazar lo primero que debemos calcular son los alimentos que comeremos. Pero lo que os quiero matizar es la importancia del control de la mente a la hora de hacer dieta, este trabajo mental nos ayudará a que la dieta surta el efecto deseado.
Muchas personas engordan porque comen más cantidad de nutrientes y calorías de los que necesitan diariamente. Cuando nuestro cuerpo se mueve consume energía en forma de glucosa. Cuando sube la insulina y baja la glucosa, se activa el hipotálamo provocando la sensación de hambre.
Cuando comemos algo, comienza la estimulación del sistema nervioso del aparato digestivo. Conforme el aparato digestivo va trasformando los macro nutrientes (hidratos de carbono y proteínas) en nutrientes sencillos (glucosa y aminoácidos) el hipotálamo recibe la orden de activar el centro nervioso que nos ocasiona la sensación de saciedad. Este paso de activación de la sensación de saciedad tarda unos 20 minutos. Es por esto que es aconsejable comer despacio, para dar tiempo al cerebro a sentir la sensación de saciedad.
Lo normal sería no volver a tener hambre hasta quemar las calorías consumidas, pero, muchas personas comen continuamente, lo que les hace engordar, porque no gastan todo lo que comen.
Por el contrario, hay personas que pueden estar horas sin comer, sin tener necesidad, lo que les hace perder peso y provoca debilidad, etc.
Estas situaciones nos muestran la importancia del control de la mente en la alimentación.
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A algunas personas el estrés, la ansiedad y los nervios hacen que coman continuamente, aunque su cuerpo no necesite esas calorías.
Esta forma de comer exagerada, haciéndolo a todas horas, abusando de los dulces, indica que está padeciendo estrés.
Como he comentado los alimentos no sólo aportan energía y calorías, también aportan sustancias con efectos sedantes y antidepresivos (como el chocolate), que producen una suave sensación de euforia. Es por esto que en estados depresivos o después de un disgusto, se tiende a comer más dulces.
A otras personas les ocurre lo contrario, el estrés y los nervios les cierra el estómago, quitando las ganas de comer. Esta disminución del apetito les lleva a comer menos y a perder peso.
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Por todo esto podemos decir que nuestro estado anímico y mental afecta a nuestra conducta alimenticia, haciéndonos comer en exceso o en defecto.
Consejos para evitar la Ansiedad y el Estrés
- Tener una actitud positiva en la vida y ante las desdichas.
- Distraerse, nadar, caminar, leer, bailar, etc.
- Hacer ejercicio.
- Realizar técnicas de relajación y control de la respiración.
- Comer despacio y hacer varias comidas. No saltarnos comidas.
Un control adecuado de nuestra respiración es una solución sencilla para hacer frente al estrés y controlar el aumento en la activación física provocado por este.
Unos hábitos correctos de respiración son muy importantes porque aportan a nuestro cuerpo oxigeno para el cerebro. El ritmo actual de vida favorece la respiración incompleta e incorrecta que no utiliza toda la capacidad de los pulmones.
Las técnicas de respiración facilitan el control voluntario de la respiración y para que esta pueda ser mantenida en situaciones de estrés.
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