Publicado: 25/08/2010 - Actualizado: 14/04/2016
Autor: Josep Masdeu
Cuando nos proponemos mirarnos hacia dentro para intentar resolver nuestros»problemas», emociones reprimidas, sentimientos confusos, etc. la mayoría de los tratamientos nos guían hacia visualizaciones positivas. Esto lo logramos con ejercicios de meditación, respiración, ejercicio físico.
Pero cuando uno no está acostumbrado a alguno de estos ejercicios, no acaba de conectar adecuadamente y, al no obtener un resultado satisfactorio, hace que abandone, quedando el problema igual que como estaba y con una nueva sensación de fracaso a nuestra espalda. También puede suceder que no encontramos o conectamos la emoción que queremos liberar.
Voy a poneros un ejemplo para que seáis más conscientes del caso:
Un hombre que se considera poco agraciado físicamente, decide que va a visualizarse como un hombre atractivo y seductor. Todos los días se visualiza a sí mismo para obtener el resultado deseado de su nueva imagen, pero no ve los resultados… Insiste, visualizando nuevas imágenes y situaciones, pero no lo logra.
¿A que se debe esto? Pues ni más ni menos a que genera una imagen mental, pero no el sentimiento, la emoción de sentirse atractivo.
En su consciente busca esa imagen, pero en su inconsciente guarda la imagen de las experiencias que le dicen lo contrario y esta frustración es la que le impide tener el éxito buscado.
Cómo descubrirnos
Las personas somos seres de energía; la mente y sus pensamientos son energía; las propias emociones y sentimientos también son energía. Por eso, para cambiar patrones de conducta y malos hábitos, debemos liberar esas imágenes mentales y recuerdos negativos y la energía negativa que llevan asociada.
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¿Cómo hacerlo? Observar los elementos que se presentan concretamente y reconocerlos como representaciones físicas de los de los aspectos conscientes o inconscientes de la persona. Para ello no es necesario retirarnos o replegarnos en un mundo «asceta» ; solo es necesario tranformar nuestra forma de ver las cosas y reconocer ser la causa de esa puesta en escena. Dejarnos llevar por esa energía que surge en ese momento y que sustituirá a la negativa, que es la que nos gobierna interiormente.
Resumiendo, sería la escenificación de tener la cabeza en las nuebes y los pies en el suelo.
Inténtenlo y practiquen, seguro obtendrán buenos resultados.
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