Publicado: 13/02/2010 - Actualizado: 09/03/2016
Autor: Josep Masdeu
Hoy en día la masificación ha invadido todos los ámbitos de nuestra vida. El problema es que hacer perder la esencia original de cualquier actividad que se desarrolla. Y el masaje, como no podía ser de otra manera, también ha caído en esas redes y se ha vuelto (si no se practica correctamente) un ejercicio mecánico, hasta el punto tal de que presenciar una de esas sesiones de masaje puede resultar «traumático» por la carencia de conocimientos más profundos e incluso filosóficos para entender el auténtico sentido del masaje.
No se puede negar que la aplicación de cualquier tipo de masaje sobre grupos musculares tiene su eficacia, pero desde el punto de vista energético vemos que es una manipulación demasiado material.
Desde sus orígenes en el lejano Oriente, el masaje se contempla como un «arte de sanación» y su importancia es trascendental, ya que a partir del tratamiento con las manos van a surgir nuevos y diferentes tipos de actuaciones sobre el cuerpo.
El masaje surge de un acto reflejo inconsciente como el de frotarse una parte dolorosa, tras lo cual el dolor desaparece. La observación y el aprendizaje llevan a practicarlo por todo el cuerpo y, deteniéndonos en un punto u otro, golpeando suavemente en otro o ejerciendo una determinada presión, se convierte en un Arte.
Cómo funciona la Esencia del Masaje
Las manos del practicante realizan una función primordial de dispersión de la acumulación de la energía estancada, logrando un justo equilibrio psicofísico, sin pensar expresamente en sus facultades curativas. Cada sanador ha adquirido con el tiempo y su propia experiencia un estilo propio en el movimiento de sus dedos y manos. Cada dedo tiene su función y para tal fin, se mueve uno y flexiona otro. En unos casos se utilizan las palmas de la mano; en otros, el perfil por el lado del dedo meñique. También el golpeteo con los cinco dedos y cada una de esas variables va a tener aplicaciones e indicaciones diferentes.
Cualquier tipo de masaje o tratamiento que apliquemos ha de tener una intención específica por parte de quien lo practica.
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