Muchas veces me pregunto si cuidamos suficiente de nuestros hijos. La realidad en relación a las enfermedades que la sociedad padecemos es que estas aumentan en una proporción bastante elevada a pesar de los avances científicos para frenarlas. El cáncer aumenta y se prevé aún una subida del 75% hasta el año 2030. La enfermedad de Alzheimer, progresa a unos niveles que puede llegar a afectar a 250 millones de personas en el mismo periodo. La diabetes avanza y podría afectar a 300 millones de personas en todo el mundo en el mismo periodo. Todas estas son estimaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud) hechas en 2013. Otro factor que nos afecta es la baja fertilidad en los hombres y también son preocupantes los altos índices de obesidad de sobrepeso u obesidad, ya desde la infancia. Estos datos no son muy esperanzadores y nos indican que tenemos un serio problema sanitario.
Informando a nuestros hijos
Para controlar todas estas complicaciones, es fundamental la información, la que deben proporcionarnos desde el estado y estamentos sanitarios, así como la que debemos buscar por nuestros medios para controlar nuestro estilo de vida, comer mejor, controlando las medicaciones que a veces no son necesarias, fomentando la prevención y calidad de nuestro entorno.
Pero somos nosotros, los adultos los que inculcamos malos hábitos a nuestros hijos, ya desde pequeños. Los niños aprenden observando e imitando nuestro comportamiento y nuestras acciones y actualmente, estos no son los mejores para llevar una vida con plenas garantías de seguridad y control personal, a modo de simple ejemplo, carecemos o no dedicamos el tiempo preciso para elegir los alimentos, cocinar, sentarnos a la mesa, comer en familia, masticar adecuadamente para una buena digestión, etc.
El proceso para comer bien, requiere de la intervención de los sentidos. El primer órgano del apetito son los ojos, al ver la comida, preparan el estómago y estimulan las glándulas salivares y las papilas gustativas, que envían señales al cerebro para que elija los platos, las raciones, etc.
Si comemos mirando la televisión, o sin prestar atención a lo que comemos, perdemos el control de lo que comemos no percibimos el sabor de la comida y no somos conscientes de la cantidad de comida que tomamos.
La relación que establezcamos con la comida será la misma que establezcan nuestros hijos. Si ellos observan que comemos como distracción, o lo hacemos cuando estamos tristes o para sentirnos mejor, ellos acabaran haciendo lo mismo.
También, desde su nacimiento, acostumbramos a los más pequeños a estar delante del televisor, lo que con el tiempo, les hace ser dependientes de él. Y en relación a las comidas les priva de una convivencia y de conversaciones familiares tan necesarias para su desarrollo y relación.
Otra secuela que es negativa para ellos, en relación a la televisión, es que reciben continuos impactos publicitarios, muchos de los cuales les inducen a malos hábitos alimenticios, como refrescos, aperitivos, dulces y un consumismo para el que ellos no están preparados y esto les afecta negativamente.
Casi la mitad de los menores de entre 6 y 9 años tienen sobrepeso. Y ello es debido a costumbres alimenticias incorrectas y al sedentarismo. Pasan una media de 3 horas al día sentados frente al televisor.
Enseñemos a nuestros hijos desde pequeños sobre sus sentimientos, ideas y opiniones hacia otras personas. Hablemos con ellos sobre estos contextos. Repitámosles los mensajes que queremos que aprendan. Reconozcamos y celebremos sus acciones de respeto. Y hagámosles saber y desaprobemos cuando expresan falta de respeto. Ayudémosles y enseñémosles a sentir respeto hacia diferencias y otras opciones.
De nosotros depende formar sus ideales pautas generales de su forma de ser, así como luchar por un futuro más saludable.
Costumbres o hábitos perjudiciales en los niños
Hay costumbres en los niños que cuando pasan un cierto tiempo y persisten, nos deben poner en alerta y hacernos intervenir.
Por ejemplo, un niño que se hurga la nariz puede sentirse molesto porque se ha puesto un objeto en la nariz, o porque los residuos secos de un flujo nasal le pican y le duele.
Si se chupa el dedo puede sufrir ansiedad. Y aunque los hábitos NO suelen ser dañinos, si no los controlamos, pueden afectarles y dejar de ser una costumbre para pasar a ser un problema.
Si un niño se muerde las uñas habitualmente, puede tener infecciones. Y si se chupa los dedos, puede tener deformaciones en el paladar o dientes. Si es objeto de burlas en la escuela, o le cuesta hablar bien, estos “hábitos” son algo más que una simple costumbre.
La mayoría de los hábitos se pueden corregir, es muy importante ser decididos y explicarles con claridad como queremos que se comporte. No debemos regañarles en exceso o castigarles es contraproducente, es mejor animarles y recompensarlos cuando veamos que cambian su comportamiento.
¿Pensáis que esto es así, o lo veis demasiado exagerado?
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
Totalmente de acuerdo! Gracias por recordarmelo y hacer que sea más consciente!
Gracias por opinar. Saludos
“instruye al niño en su camino, y aun siendo viejo, no se apartarà” dice la Palabra.
“làmpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”
el trabajo debe comenzar por los padres, porque nadie puede dar lo que no tiene.
Y el unico que puede hacer el trabajo soy yo mismo, no debo esperar nada de la sociedad de consumo, ni estado, ni medios. El trabajo es educarme en el naturismo. No hay otra. tomar conciencia, estudiar y practicar, investigar, etc.
Nuestros hábitos son los que seguirán y posteriormente ellos transmitirán, de ahí la importancia del ejemplo.
Importantes consejos a ser tomados en cuenta, la vida cotidiana que no da tiempo a nada está dañando la salud, justamente porque la alimentación se está descuidando demasiado con comidas rápidas poco nutritivas incluidas los malos hábitos que practicamos como estar frente al televisor sin realizar actividades recreativas o deporte. Creo que es importante replantear nuestro estilo de vida incluido el familiar para enseñar con el ejemplo.
Los hábitos que vean en nosotros son los que después ellos pondrán en práctica y transmitirán a sus sucesores.
Por supuesto que me encanta cuidar de mis hijos, fomentarles el habito de comer adecuadamente sin alimentos procesados, hemos dejado a un lado los lácteos en casi un 90% de nuestras dietas, no tomamos sodas ni refrescos, azucares refinados o cosas que nos afecten, sobre todo tomamos comidas sanas, alimentos al vapor, y suplementos alimenticios de DXN, ya sea café, cereal o bebidas de chocolate, ciento por ciento natural.
Es bueno leer que hay personas que cuidan los buenos hábitos, son como una medicina preventiva a largo plazo.
Todos los hábitos se adquieren desde la infancia, pero de igual manera pueden ser modificados, si vemos que algunas costumbres no son saludables se pueden cambiar, así como se cambia de opinión y de forma de ver las cosas, de igual forma siempre van cambiando las teorías, sobre todo al respecto de la educación de los hijos. Siempre será bueno tener un buen juicio, y tampoco exagerar, los cuidados extremos pueden ser tan perjudiciales como lo contrario.
En cuanto a valores y buenos hábitos nunca van a cambiar estos en nuestra sociedad y sobre todo como padres debemos fomentar en los hijos con una adecuada comunicación, no se debe pasar por alto cuando incurren en faltas graves a pesar de ser hijos únicos para que desde pequeños sepan cómo deben comportarse y respetar. Lastimosamente muchos hogares pasan por alto y piensan que cuando crezcan se dará cuenta, y la verdad que estos adolescentes no saben lo que es tener una buena educación. En cuanto a la alimentación como padres tenemos que fomentar esto en casa para evitar una serie de enfermedades como las que mencionas.
Estaba pensando en la otra cara de la medalla, los padres que sobre protegen a los niños, obligándolos a consumir solamente alimentos “sanos”, y encerrándolos en una cápsula de cristal para evitarles cualquier contagio, enfermedad o dolor. Me he dado cuenta que los niños que se desarrollan en ambientes demasiados limpios, que no pueden jugar en la tierra o en exteriores, y son protegidos al extremo del sol del viento, etc, se hacen luego muy delicados y enfermizos.
me acuerdo de “mi tio Ulot”, los padres ricos desinfectaban el huevo duro con un spray y luego en la plaza el niño jugaba y comia tortafritas con las manos embarradas ja
fui boy scout, todo niño deberia experimentar el campamento, la vida al aire libre, el deporte, etc. Eso es fortalecimiento. Y a Dios, claro.
Como todo en esta vida, los extremos son malos.
Lastimosamente la televisión y la publicidad influyen en estos malos hábitos y estilos de vida erróneos, como el consumismo de productos nada nutritivos, generando una serie de enfermedades desde el sobrepeso, gastritis y el cáncer. Por lo que es importante replantear esta forma de vida que llevamos para no caer en el error y dar una mejor calidad de vida a nuestros hijos. Ellos con el buen ejemplo practicaran día a día dándole importancia a su alimentación y que mejor compartir con ellos estos agradables momentos en casa.
A veces caemos en la comodidad, por llamarlo de alguna manera y dejamos un poco de lado las obligaciones para con ellos.
Efectivamente pero es una lástima no cambiarlos, sabiendo que están mal. Todos erramos pero lo importante es replantear estas formas o estilos de vida que no aportan beneficios a nuestra vida ni salud. si sabemos que esta mal comer con el televisor prendido hagamos el esfuerzo por apagar a la hora de la comida y disfrutemos de los hijos. Sólo así veremos si nuestros hijos requieren alguna ayuda en cuanto a su alimentación o presentan algún problema de ansiedad u otro cualquiera. Compartamos más tiempo con ellos y dialoguemos en cuanto a cambios de conducta si estos no son los deseados.
Siempre se pueden desarrollar buenos hábitos, especialmente si se tiene la paciencia y la perseverancia para lograr el hábito.