Publicado: 28/09/2013 - Actualizado: 09/04/2018
Autor: Josep Masdeu
Hay personas que expresan que sienten un vacío, queriendo decir que les falta algo, una necesidad emocional no cumplida que produce un vacío interior que ha de ser satisfecha. Esto provoca un estado de insatisfacción que intentan satisfacer: comiendo, con drogas, sexo, compras, etc., lo que en ese momento les produce un beneficio momentáneo que les ayuda a controlar esa sensación. Pero, al poco rato este estímulo desaparece y aparece muchas veces, un remordimiento y la culpa por lo que han hecho.
La falta de amor o afecto de los padres hacia los hijos, o privarlos de estos sentimientos, puede acarrear: hostilidad, indiferencia o rechazo, cualquiera de ellos crea un desajuste psicológico y social en los niños. Pero todos tenemos una resistencia que nos hace superar situaciones adversas a través de factores internos y externos, como: el carácter, la capacidad intelectual, la familia y la ayuda exterior como amigos, familiares o compañeros.
Hay cosas que nos mueven en la vida: querer ser alguien especial, dejar atrás el pasado, ser mejor persona cada día, trabajar en lo que nos gusta, ayudar a los que me necesitan, etc. siempre hemos de tratar que nuestra vida tenga un aliciente, no este vacía.
Para superar los vacíos, la solución no está en esquivar lo que nos está pasando, está en tratar esos vacíos emocionales porque son pequeños traumas escondidos dentro de nuestro inconsciente.
Por lo general, cuando sentimos emociones positivas nuestra vida, sentimos que funciona, pero cuando las emociones son negativas nuestra vida pierde el esplendor, así de simple.
¿Cuál es nuestro vacío emocional?
Cuando no dormimos tenemos sueño, cuando no comemos tenemos hambre, cuando no bebemos tenemos sed y cuando no nos sentimos queridos, escuchados o admirados, nos sentimos mal, estamos vacíos emocionalmente.
Uno de los puntos donde más nos puede afectar este vacío es con la comida.
El hambre emocional podemos definirlo como el hambre que tenemos cuando en realidad no tenemos hambre, pero sí carecemos de otras cosas.
-
MAS EN BLOG DE NATUROPATíARemedios Naturales para la Melancolía
Es costumbre premiar a los niños con un dulce, cuando han hecho algo bien o les queremos demostrar cariño, o castigarles sin cenar si han tenido una mala conducta.
Estas pautas de conducta se guardan en nuestro subconsciente y nosotros, de adultos, nos premiamos o nos refugiamos en la comida, cuando estamos tristes, o solos, etc.
Hay alimentos ricos en grasas y azúcares aumentan el nivel de ciertas sustancias químicas en nuestro cuerpo que nos producen una sensación de satisfacción y resultado, pero como he comentado anteriormente desaparece rápido, generándose una sensación de fracaso que nos incita las ganas de comer de nuevo.
El hastío, la ansiedad, los nervios, se calman de momento comiendo, pero, de nuevo la sensación de fracaso nos hace sentir mal.
-
MAS EN BLOG DE NATUROPATíAMiomas uterinos y como tratarlos con Terapias Alternativas
Las dietas muy restrictivas, producen el efecto rebote. Una vez que se abandonan, el cerebro reacciona queriendo comer todos lo que estaba prohibido en la dieta.
No es la emoción la que nos causa el problema, sino la dificultad para expresarla y soltarla y actuar de una forma sana y dúctil. Lo que debemos hacer es vaciar la pena, aceptar la situación ante algo que es superior a nosotros.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
Acerca del autor