Publicado: 02/08/2015 - Actualizado: 22/09/2017
Autor: Josep Masdeu
Seguro que todos alguna vez hemos tenido ansiedad por comer, esas ganas irresistibles de comer cualquier cosa y después no podemos parar.
Cuando no controlamos lo que comemos y lo hacemos con ansiedad nos sentimos mal, débiles, con poca fuerza de voluntad y hasta culpables de ese acto de comer y no saber parar.
¿Que es la Ansiedad por Comer?
El deseo incontrolado y la ansiedad por comer aparecen de nuevo al poco tiempo.
Cuando nuestro cuerpo descubre que algo no funciona bien, nos avisa para que actuemos y se mantenga su equilibrio. Si no hacemos caso a estas señales, se exteriorizarán de forma más evidente, un ejemplo, es la ansiedad por algunos alimentos.
Esta ansiedad por comer nos indica cosas diferentes, algunas, naturales, como hambre o sed, pero algunas más recónditas. Si seguimos una dieta desequilibrada, sin algunos de los nutrientes más necesarios que necesitamos, es probable que deseemos alimentos que compensen la falta de vitaminas y minerales. Pero también puede ser señal de alguna penuria emocional, y con la comida llenamos esa falta de aceptación, placer, apoyo o amor.
También podemos comer por falta de control, porque no ponemos límites a ciertos aspectos de la vida.
Si el cuerpo nos pide agua, fruta, verdura, cereales integrales o legumbres, está pidiendo alimento y apoyo. Pero si tiene necesidad de comer dulces, salados y grasas, debemos preguntarnos por qué precisamente esos alimentos.
Cuando sintamos ansiedad por comer, en lugar de culparnos, podemos intentar analizarnos e intentar entender que hay detrás de esa actitud.
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Tener hambre es algo normal y forma parte de nuestra esencia. Pero el hambre provocada por la ansiedad, si no sabemos controlarla, nos puede llegar a enfermar.
A esta hambre, se la llama, “hambre emocional” porque aparece en situaciones de estrés, preocupación, también por aburrimiento, o porque necesitan premiarse, para festejar algo, etc., son muchas las causas emocionales que nos pueden causar ansiedad por la comida.
Estos factores pueden hacer que comamos más entre horas y sin control. Y aunque tengamos el estómago lleno sin necesidad de comer, comemos sin tener hambre, pero sí esa necesidad emocional de tener que comer algo.
Cómo controlar la Ansiedad por Comer
Tenemos que ser conscientes de que nuestras privaciones, insatisfacciones o problemas no los vamos a solucionar comiendo, sino buscando el porqué actuamos así, frente a estos sentimientos.
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El problema que acompaña esta ansiedad es que comemos alimentos con muchas calorías y que son poco sanos. Esto podemos evitarlo si aprendemos a controlarnos y a reconocer esas situaciones de estrés y nerviosismo y empleamos los dispositivos adecuados para calmar esa necesidad psicológica.
En este momento, cuando nos invade la ansiedad, podemos respirar profundamente y buscar en nuestro interior qué nos hace falta, qué queremos compensar comiendo de esa manera.
Cuando sentimos este tipo de ansiedad, es importante tener la mente ocupada, hacer algo que nos entretenga y distraiga. Así cuando empezamos a notarnos intranquilos por este hecho, podemos relajarnos, respirar profundamente o según el momento leer. La lectura nos puede ayudar para combatir la ansiedad.
Beber agua hace que nos sintamos saturados, hay personas están deshidratadas sin saberlo, y esta sensación puede confundirse con hambre.
También podemos hacer como si masticáramos, o comer una zanahoria, una manzana, o masticar un chicle.
Nuestras células necesitan glucosa para alimentarse, está se obtiene de los carbohidratos, por lo que tenemos que tomarlos cada día a través de la comida.
- Una clase de carbohidratos, llamados simples, son: el azúcar, los zumos de frutas, la miel, la harina blanca refinada, y los cereales refinados.
- Otro tipo de carbohidratos, los complejos, necesitan más tiempo en digerirse, son los cereales integrales y verduras y frutas enteras y legumbres, estos alimentos contienen mucha fibra, y nos ayudan a sentiros llenos durante más tiempo.
Una buena elección de carbohidratos hará que mantengamos constantes los niveles de glucosa y no tengamos hambre entre comidas.
Lo mejor es hacer un desayuno y comida equilibrados y sanos para que no necesitemos nada para comer entre horas.
Tampoco debemos prohibirnos todos lo que deseemos, porque todo lo prohibido, lo queremos más.
Aumentemos el consumo de fibra comiendo verduras verdes crudas, frutas con cáscara, cereales integrales y legumbres, estos alimentos al combinarlos con el agua se hinchan en el estómago ayudándonos a sentirnos hartos durante más tiempo. La fibra también nos ayuda a evitar el estreñimiento y demora la absorción de azúcares en la sangre, lo que es muy bueno.
Las verduras, frutas, pescados azules, cereales integrales tienen un alto valor nutricional podemos completar la alimentación comiendo, bayas de goji, espirulina, linaza, amaranto, quinoa, jugos verdes, que además son bajos en calorías.
Controlemos el nivel de vitaminas y minerales para que su carencia no nos desequilibre y haga enfermarnos.
Cuando esta ansiedad es exagerada, podemos utilizar supresores naturales del apetito, tomar unas almendras crudas, beber café “con moderación” y según la persona, unas ciruelas deshidratadas, una taza de té verde, un vaso de agua, etc.
Es un asunto de fuerza de voluntad y querer cambiar algunos hábitos de nuestra vida, si seguimos pensando que tenemos ansiedad por comer y no hacemos nada, no saldremos del círculo vicioso de comer cualquier cosa en cualquier momento.
JOSEP MASDEU BRUFAL
Naturópata
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