Publicado: 01/08/2010 - Actualizado: 04/04/2018
Autor: Josep Masdeu
Cuando observamos que en nuestra casa aparece humedad en la pared, no nos limitamos simplemente a pintar la pared sin más, ya que somos conscientes de que esa humedad volverá a aparecer. Lo correcto sería consultar con un profesional o buscar el origen de esa humedad, picando la pared e intentando buscar el origen real para eliminarla de raíz y así, una vez solucionado el problema, ya podemos pintar tranquilamente para dejar bonita otra vez la habitación.
Este símil podemos aplicarlo de igual forma a nuestro cuerpo: ¿por qué preferimos intoxicarnos con esa cantidad de medicamentos que únicamente esconden los síntomas y no buscamos el verdadero origen de la enfermedad?
¿No nos llama la atención que una persona que fue operada o tratada varias veces para solucionar un problema, tenga automáticamente otro nuevo?.
El cuerpo nos avisa si no prestamos atención a los síntomas, que sirven para que nos demos cuenta de que algo pasa en nuestro interior. Cuando vamos en coche y se enciende cualquier chivato de alarma, ¿verdad que le prestamos atención? Porque sabemos que nos podemos quedar sin gasolina o tirados por alguna avería; no nos limitamos a quitar la bombilla para que no se encienda más y no nos moleste, le hacemos caso. Igual debemos hacer nosotros cuando aparecen o notamos algún síntoma en nuestro cuerpo.
Hemos de empezar a tomar conciencia de como tratamos a nuestro cuerpo, mente y espíritu y lo peor de ello es que convivimos y nos acostumbramos a ello.
En función de nuestra habilidad para resistir la enfermedad, el cuerpo sano tendrá mayor resistencia para soportarla.
Acerca del autor